No digo yo si se me tienen que romper todos los monederos. Diseñados originalmente para cargar dinero, los míos suelen guardar- sobre todo- otro tipo de riquezas.
Hoy, a mi colección de fotos familiares, a los papelitos donde alguien una vez escribió que me quería, al carnet de la organización estudiantil a la cual ya no pertenezco pero aún amo, al borrador del poema inédito, sumo otro objeto de verdadero valor: un diente de leche de mi hermanita. Ver +